Grupo Gamma

Trasplante: Vivir una nueva oportunidad
miércoles 27 de febrero de 2019

Trasplante: Vivir una nueva oportunidad

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En el Día Internacional del Trasplante, se cumple un año del primer trasplante hepático realizado en el Hospital Privado de Rosario (HPR). En este marco, compartimos el testimonio de Ivana y sus papás. Ella, una de los 14 pacientes trasplantados, hace menos de dos meses, venció a una hepatitis fulminante y volvió a vivir.


El 8 de enero de este año, Ivana fue trasladada en avión sanitario desde Salta hasta Rosario. Al llegar al Hospital Privado de Rosario (HPR) estaba inconsciente y su estado era crítico. Necesitaba un trasplante hepático con urgencia, debido a una hepatitis fulminante.

Fue recibida por los profesionales de la Unidad de Hígado de Grupo Gamma, quienes evaluaron la situación y trabajaron en equipo para salvarla. En menos de 24 horas, el INCUCAI informó que había un hígado para Ivana. Así, su familia volvió a tener esperanzas y comenzó su recuperación.

Para la entrevista, nos reunimos en el HPR con Ivana (21 años), su hermano menor y sus papás (Jorgelina y Martín). Una familia muy unida, sencilla y de mucha fe. Ellos son de El Carril, una pequeña localidad del departamento Chicoana en la Provincia de Salta. Hace casi dos meses que están en Rosario y desean volver con Ivana totalmente recuperada. Personas cálidas que nos cuentan su experiencia.

¿Cómo te diste cuenta que algo en tu cuerpo no estaba bien? ¿Recuerdas tus síntomas?

Ivana: Noté muchos cambios. La piel se me puso más oscura, mis ojos se comenzaron a poner amarillos y me brotaron muchos granitos. Para mi edad, no me parecía normal esa cantidad de acné. También, tenía mucho cansancio, ya no tenía tanto apetito, me sentía muy desganada y mucho malestar en el estómago. Pero lo que más me llamó la atención fue cómo cambiaron mis ojos: se pusieron amarillos.

Los cambios, primero los vio mi familia y no les di mucha importancia. Al principio no eran muy notorios, pero mi apariencia cambió muy rápido.

Jorgelina: Ella estudia Maestra Jardinera. Estaba estudiando para rendir las materias en diciembre y de un día para el otro la vimos mal. Cuando visitamos al médico empezaron los feriados de las fiestas. No sabíamos a dónde ir, no había guardia. Fue una desesperación. Empezamos con un análisis y ahí se desató todo.

Jorgelina (madre): “Ivana estaba estudiando para rendir las materias en diciembre y de un día para el otro la vimos mal. (…) Empezamos con un análisis y ahí se desató todo.”

¿Cuándo te diagnosticaron?

Ivana: Primero fuimos a nuestro pediatra, que nos ve siempre. Él indicó hacerme unos estudios, porque de inmediato dijo que tenía hepatitis. Justo cayeron las fechas de las fiestas y complicaron los tiempos de los análisis que eran urgentes.

Tuvimos los resultados después de Navidad, volvemos al médico y nos dice que veamos a un hepatólogo. Cuando acudimos, decide internarme. Yo ya no aguantaba el dolor de panza que tenía, era horrible, no podía estar sentada. Después, me acuerdo que una mañana me sentía muy mal, ni siquiera podía moverme. Por eso, decidieron pasarme a terapia. Lo único que me acuerdo es que me dormí y abrí los ojos acá (en el HPR).

¿Cuándo deciden trasladarla al HPR?

Jorgelina: A ella la internaron el jueves 3 de enero en una clínica de Salta y hasta el lunes 6 estuvo consciente. Ese día, la doctora a cargo nos avisa “la tenemos que pasar a terapia” porque estaba mal. A la media hora de pasarla, nos dicen “tenemos que dormirla porque ella necesita urgente un órgano, un hígado”. Incluso, nos dijeron que pasemos a verla. Ella estaba toda intubada. Era desesperante.

¿Cómo fue el traslado de Ivana hasta Rosario? ¿Cuál era el panorama?

Martín: Todo comenzó cuando nos subimos al avión con ella y la prima de mi mujer que me acompañó. Su estado era gravísimo porque, además, tenía comprometida la presión arterial. Podía pasar lo que no queríamos. Ivana vino en vuelo sanitario, tardamos un hora y media más o menos. Llegamos como a las 16:30hs. y ella ingresó al HPR a las 17:45 hs. De ahí, pasaron tres horas y los médicos salieron para plantearnos el peor de los panoramas para nosotros.

Los médicos que nos vieron fueron Andrés Ruf, Melisa Dirchwolf y Jesica Tomatis. Ellos nos ampliaron el panorama para decirnos a dónde estábamos, en qué situación y en ese momento, tenía un 40% de posibilidad de sobrevivir.

Nosotros somos muy creyentes y nos aferramos mucho a eso. Su órgano llegó a las 7 de la mañana del otro día (martes 9). Fueron muy poquitas horas. Increíble el poco tiempo que pasó de su ingreso al HPR y la llegada del órgano.

¿Cómo vivieron el trasplante?

Martín: A nosotros nos informan el martes 9 a las 6:45 hs. que a las 9 hs. iban a buscar el hígado para Ivana. A las 11 de la mañana., ella entró al quirófano para el trasplante. Con la desesperación, no tomaba dimensión. Yo lo único que quería era que mi hija esté bien.

Ese día, alrededor de las 20hs., salieron los doctores. Nos dijeron que se había hecho el trasplante y que ella estaba estable. Fue la alegría más grande entre tanto sufrimiento que habíamos pasado. Era lo más lindo que podíamos haber escuchado.

Martín (padre): “Ese día, alrededor de las 20hs., los doctores nos dijeron que se había hecho el trasplante y que ella estaba estable. (…) Era lo más lindo que podíamos haber escuchado.”

Después, nos hicieron pasar. Nos explicaron cómo se había hecho toda la operación y las 72hs. posteriores fueron otro sufrimiento. Teníamos que esperar a que Ivana evolucione y que no se complique nada. Gracias a Dios, no pasó nada. Todo siguió el curso tal como nos informaron los médicos por la complejidad de la operación.

Ella despertó a los 4 días. Como ella tenía conectado un respirador desde Salta, probaban de moverlo y retirarlo, pero ella tenía que adaptarse nuevamente al aire. De a poquito ella fue superando eso. De ahí, día tras día era algo nuevo pero lindo, noticias lindas.

Cuando la vi despierta fue una alegría inmensa. Ver que ella se movía. Mi mayor alegría fue cuando le pregunté “¿Quién soy?” y ella me dijo “mi papá”. Después le pregunté “¿Cómo me llamo?” y respondió mi nombre. Contestó todo como si no hubiera pasado nada. Como si ella sólo se hubiese ido a dormir y despertó. Sentí mucha alegría, mucha esperanza, mucha fe. A mí, prácticamente me cambió la vida.

Martín: “Mi mayor alegría fue cuando le pregunté “¿Quién soy?” y ella me dijo “mi papá” (…) Contestó todo como si no hubiera pasado nada.”

¿Cómo fue recibir ese llamado diciendo que todo había salido bien?

Jorgelina: Fue una alegría inmensa. Nosotros en cada momento nos llamábamos para saber cómo estaba, cómo iba a evolucionando. Cuando despertó, movió su manito. Es inexplicable lo que sentí. En Salta, todos nos abrazábamos, llorábamos de alegría y rezábamos todo el tiempo.

Allá, en el pueblo, son muy solidarios. Hicieron campaña pidiendo oración para que nos ayuden. Cuando despertó, no podía más que agradecer a todos. Agradecerle a Dios por devolverla a ella a la vida y agradecerle al donante y su familia. Gracias a ese ser que donó, ella está con nosotros.

Luego del trasplante, ¿Cuál es tu primer recuerdo?

Ivana: Cuando me desperté, todo era nuevo. Tenía todo el cuerpo hinchado y era un lugar que nunca había visto, incluso nunca me habían internado. Fue algo nuevo, miraba para todos lados. No sabía dónde estaba y qué me había pasado.
Me acuerdo haberla visto a la Dra. Jésica Tomatis y me contaba de a poquito lo que me había pasado. Después me acuerdo de cuando lo vi a mi papá, él me miraba, lloraba y yo le quería preguntar “¿Qué me había pasado?”. El sólo me decía que después íbamos a hablar, me iba a contar y le preguntaba todo el tiempo por mi mamá. Quería verla.

Mi papá estaba conmigo y me agarraba la mano. De a poquito me iban contando lo que me había pasado. Después me empezaron a sacar algunos de los aparatos que tenía conectado. Por ahí, tenía miedo de que me los quiten, pero de a poquito me iba a costumbrando de nuevo, porque es como volver a nacer.

No tenía fuerzas para nada, los doctores me ayudaron y empecé a mover los dedos, los brazos, los pies, me hacían masajes. Hasta que un día me cambian a la sala común, ahí ya todo era distinto. Justo ese día llega mi mamá, que se había quedado en mi pueblo con mi hermanito.

Cuando me paré de nuevo, fue una emoción enorme por volver a dar pasos, siempre con mi mamá, mi papá y los doctores. Ya había pasado lo peor. Los doctores se ponían contentos cuando me veían sentada o que intentaba pararme otra vez.

Ivana: “Cuando me paré de nuevo, fue una emoción enorme por volver a dar pasos, siempre con mi mamá, mi papá y los doctores. Ya había pasado lo peor.”

¿Cómo fue el momento del alta?

Ivana: El día que me dan el alta, todavía no podía caminar del todo bien como ahora, pero ya estaba bien. Todo lo que viví fuera del hospital, ya era otra cosa. Cuando me fui de acá tuve miedo, pero los doctores nunca nos mintieron y yo confío en ellos.

Ahora comencé de nuevo, camino más. Sí, me afecta mucho el calor de Rosario porque es otro clima (se ríe), pero ya soy más independiente.

Como dicen los médicos, fue volver a nacer gracias a un acto de amor de una familia. Fue duro lo que pasé pero ahora estoy bien. Gracias a los doctores, mis papás y a la familia de mi ángel donante, estoy acá con vida y recuperándome día a día. Espero, algún día, poder conocerlos.

Ivana: “Gracias a los doctores, mis papás y a la familia de mi ángel donante, estoy acá con vida y recuperándome día a día.”

 

  • Los cirujanos de trasplante hepático junto a Ivana.
  • Las Dra. Melisa Dirchwolf con Ivana.
  • Ivana, casi dos meses después de su trasplante hepático.
  • Ivana junto a su familia y el equipo de Trasplante Hepático en el hall del HPR.
  • Ivana con su mamá (Jorgelina), papá (Martín) y su hermano menor.
  • El equipo de Trasplante Hepático junto a Ivana.

 

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