El día 19 de octubre es el elegido por la Organización Mundial de la Salud y adoptado casi universalmente, para concientizar y promover que las mujeres accedan a controles, diagnóstico y tratamiento oportunos y efectivos contra el cáncer de mama.
El Dr. Jerónimo Costa, Jefe del Servicio de Ginecología de Grupo Gamma, reflexiona al respecto en esta nota.

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Para los que nos dedicamos a las personas con cáncer, no es ninguna novedad que este formato se ha hecho extensivo a otros tumores de menor frecuencia, pero también importantes, con el mismo fin: visibilizarlos. 

Hay quienes plantean aprovechar esta movida de octubre para hacerlo extensivo a la lucha contra el cáncer en general. Esto parece lógico, ya que la prevención, el diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado y oportuno es extensiva a toda la oncología.

Es por eso que, mientras escribía este artículo, pensaba cómo poder hacerlo de modo general, para tratar de llegar a todas las personas, brindándoles algunos datos para que pueda cada uno tomar sus decisiones, ya que toda campaña es inútil si el “potencial enfermo” no concurre a la consulta. 

Para comenzar, podemos plantear dos situaciones totalmente diferentes, por lo que el mensaje deberá amoldarse, pero creo poder incluir a todos por igual.

Es frecuente recibir en consulta a gente que realiza sus controles periódicamente y, por otro lado, gente que no recuerda el año de su último control.

Sin entrar en apreciación de valores, de cuáles son los motivos por los que cada uno se comporta de esa manera, lo primero que les trasmitiría es que ni uno ni el otro están exentos de tener una enfermedad oncológica.

La gran diferencia entre estos 2 grupos seguramente será el momento del diagnóstico de su enfermedad. 

Esta no es una diferencia menor, ya que otro de los ejes de las campañas preventivas.

Es que cuanto antes tengamos un diagnóstico mayor será la probabilidad de curación.

Para ponerlo en otros términos, toda enfermedad neoplásica se categoriza por ESTADIOS (I, II, III y IV), a menor Estadio, la enfermedad está más limitada o menos extendida por lo tanto las probabilidades de curación aumentan. Esto es una cuestión netamente estadística que cualquiera puede buscar y chequear. 

Según los ejes de nuestras campañas, parece bastante lógico entonces hacer una visita periódica, porque seguramente podremos hacer un diagnóstico más temprano y ofrecer tratamientos más efectivos. Cada uno sabrá cada cuanto hacer las visitas al consultorio.

Generalmente recomendamos una vez al año para quienes no tiene ninguna enfermedad conocida, y digo recomendamos, pero los tiempos en que retábamos y obligábamos a los pacientes “se han abolido”.

Hoy depende de cada uno y de cuanto valoran su salud, por eso, es más importante que nunca, que entienda cada uno el porqué de estas recomendaciones.

Ahora, si ya sabemos que es mejor concurrir regularmente, nos vamos a meter en un terreno un poco más complejo, tratar de generalizar cuando alguien que aún con controles regulares, debe estar atento y volver a consultar. Esto ya tiene varias miradas y dependerá de un sin número de situaciones.

Pero el mensaje unificador sería que: a pesar de realizar controles, uno no está inmune a padecer en el período entre controles de alguna patología. Por lo tanto, siempre parece prudente dar recomendaciones desde el lado médico y preguntar para estar atentos desde el punto de vista de los pacientes.

La lógica suele ser la mejor herramienta de la que disponemos y ante la aparición de síntomas (molestias, dolor, sangrado, etc., que por sobre todas las cosas, no ceden con el correr de los días o que se repite), volver a consultar para poder evacuar cualquier duda.

Finalmente, intentaré referirme a algo que no puedo más que intentar describirlo, ya que entra en el terreno de lo emocional. Quizás deba hacer una aclaración zonza, pero, no es lo mismo trabajar y ver día a día pacientes con cáncer, que tenerlo o pensar que podemos padecerlo. 

Este tema es más difícil de encarar, porque si bien podríamos agrupar o anticipar las reacciones de nuestros pacientes, cada uno actúa como mejor puede y reacciona como le sale.

Sin embargo, no me quiero referir al cómo actúa cada uno, sino que quiero reflexionar sobre algunas frases que se suelen repetir, y quizás puedan hacernos pensar por un momento en cuales podrían ser nuestras opciones si nos toca a nosotros. 

Lo que quiero expresar, es la sensación que me produce, el escuchar a mis pacientes cuando me dicen que no se revisan o que se vieron algo o sienten algo hace tiempo pero que no consultaron por MIEDO a tener algo MALO.

La verdad es que no puedo estar más de acuerdo en que seguramente lo primero que uno siente es miedo, y ya habrán escuchado que el miedo paraliza. 

Lo que quiero que piensen ahora es que no tiene ningún sentido NO COMPARTIR ese miedo con quienes nos dedicamos a diagnosticar, tratar y aconsejarlos; o al menos con algún familiar o amigo que pueda ayudarnos a pensar en medio de la tormenta emocional que suele afectarnos. 

Yo sé que muchas veces uno puede sentirse apabullado por algo así, pero es mucho más angustiante no transmitirlo ni conversarlo, sacarse las dudas y sentirse solos.

Lamentablemente, la ciencia hoy no puede decirnos con certeza quienes son los que se van a curar y quienes no.

Sabemos además que sea cual sea el resultado, todos los pacientes oncológicos, deben pasar por incontables tratamientos, controles y estudios que los desgastan y obligan a poner el cuerpo, pero transitarlo acompañado y conociendo los pasos que vamos a ir dando juntos, lo volverá más sencillo y ameno.