Las enfermedades neuromusculares constituyen un heterogéneo grupo de más de 150 patologías que pueden ser adquiridas o hereditarias. Son aquellas que afectan el Sistema Nervioso Periférico, el cual abarca desde la neurona motora de la medula espinal y su recorrido hasta la unión con el músculo. La Dra. Florencia Echeverría, Integrante del Servicio de Neurología de Grupo Gamma informa cómo se clasifican y cuáles son los síntomas de las enfermedades neuromusculares.
En términos sencillos de comprender, la fibra nerviosa que sale de la médula espinal hace un largo recorrido hasta llegar al músculo (unión neuromuscular), donde hace sinapsis y se produce la contracción del mismo. Utilizando esta estructura, las enfermedades Neuromusculares se pueden clasificar en 4 niveles en base a donde se sitúe la lesión:
- A nivel de la neurona motora de la medula espinal. Por ej.: Atrofia muscular espinal (patología que se presenta habitualmente en niños, aunque existen variantes del adulto).
- A nivel del nervio periférico (desde la salida de la médula espinal hasta la unión neuromuscular). Existe una amplia variedad de afectaciones que van desde la compresión en la salida del mismo (radiculopatías), alteración de uno (mononeuropatía) o múltiples nervios (polineuropatía). Ej. parálisis facial periférica, Enfermedad de Guillain Barre, neuropatía diabética.
- A nivel la unión neuromuscular. Por ej.: Miastenia gravis, botulismo.
- A nivel del músculo. Por ej.: Distrofias musculares, miopatías (de origen inflamatorio, metabólico, infeccioso, etc.).
Cabe destacar que existen enfermedades que, además de presentar alteraciones del sistema nervioso periférico, pueden afectar otras estructuras del sistema nervioso, como, por ejemplo, la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y su compromiso asociado a nivel del sistema nervioso central. En otros casos también puede darse que la afectación de este sistema sea parte del compromiso multiorgánico de algunas patologías, como es la diabetes.
Siempre es importante consultar ante síntomas como: debilidad muscular, cansancio no habitual que se incrementa a lo largo del día, pérdida de fuerza, dificultad para tragar, sensación de hormigueo en manos o pies y deformidades articulares.
Ante la complejidad de estas enfermedades, se recomienda recurrir a un especialista para realizar un examen físico completo y solicitar los estudios complementarios que sean necesarios para arribar al diagnóstico definitivo y brindar el tratamiento correspondiente.
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