La fisura anal es uno de los padecimientos benignos más frecuentes. Sus síntomas son muy molestos (dolor anal y sangrado) y obligan a la consulta médica especializada para su correcto tratamiento. Es un desgarro o herida en el conducto anal, habitualmente ubicada en el polo posterior, y se caracteriza por una herida lineal vertical de 1 a 2 cm. de longitud.
Este tipo de lesión produce dolor anal intenso al defecar o postdefecatorio, acompañado de sangre roja en las heces o en el papel higiénico.
Una fisura anal puede ser aguda o crónica; para evitar esta segunda posibilidad se debe consultar tempranamente al especialista y hacer el tratamiento indicado.
¿Por qué se produce?
La fisura anal aguda se produce por la acción traumática de un cilindro fecal muy consistente y grande que para ser evacuado exige al paciente esfuerzos físicos. En ese momento el paciente tiene conciencia del desgarro anal (dolor y sangrado).
La fisura anal crónica aparece como consecuencia de una fisura aguda que no se cura oportunamente y habitualmente se acompaña de otra patología (hemorroides).
¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento de la fisura anal es médico. La falta de respuesta al tratamiento médico obliga a adoptar otras formas de tratamiento, incluyendo la cirugía. Esta última tiene varias técnicas aplicables según la fisura y la patología asociada (mini-invasiva a resectiva). El porcentaje de curación es alto (95%).
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