El Dr. Germán Chamas, integrante del Servicio de Urología, nos acerca información sobre el diagnóstico, los tratamientos y avances científicos a la hora de hablar de tumores de riñón.
Los riñones ocupan un papel fundamental en el metabolismo, contribuyendo en múltiples tareas, como administrar la hidratación, regular la presión arterial, desechar metabolitos, entre otras.
Los tumores de riñón son más frecuentes en hombres y en fumadores (duplica en riesgo). Si bien en los últimos años hemos visto un aumento en la incidencia de casos, posiblemente gracias a nuevos hábitos, al mayor acceso a estudios diagnósticos, al descubrimiento temprano de la enfermedad y a mejores tratamientos, hoy ha mejorado la tasa de curación, con notoria baja en la mortalidad.
Podemos decir, que el éxito del tratamiento depende en gran medida de cuando se llegue al diagnóstico. Y en este sentido, los números son más que elocuentes: la tasa de supervivencia a 5 años es del 75% en forma global, pero, cuando la enfermedad está localizada solo en el riñón, la tasa sube el 93%.
Son muy pocos los casos que presentan dolor o sangrado en orina. Tampoco hay estudios de laboratorio (marcadores tumorales) que nos indiquen la presencia de un tumor renal. En la gran mayoría de los casos, el diagnóstico llega de forma incidental (sin haber síntomas) y generalmente en estudios solicitados por control o por otra patología.
La ecografía renal o abdominal en forma anual, a partir de los 40 años, es una herramienta muy útil y eficiente que permite diagnosticar en forma temprana muchas patologías renales.
Luego de este primer estudio, la Tomografía o la Resonancia Magnética certifican el diagnóstico, nos muestran las características (como tamaño y extensión), y hasta nos orientan sobre la estirpe tumoral, por lo tanto, son fundamentales para plantear el tratamiento.
¿Qué hay de nuevo en el tratamiento?
Las opciones terapéuticas han mejorado, y si bien la cirugía sigue siendo el mejor tratamiento, ya no se opera como antes. Hoy podemos brindar a nuestros pacientes mejores resultados, con más seguridad, menos riesgos y pronta recuperación.
Efectivamente, la cirugía laparoscópica en todas sus variantes es el “gold standard” para el tratamiento de los tumores de riñón. A través de la incorporación de tecnología, podemos brindar mejores alternativas, con cirugías mínimamente invasivas, que evitan internaciones en terapia intensiva o transfusiones, y reducen el tiempo quirúrgico, posibilitando internaciones cortas, con menos dolor postquirúrgico y un postoperatorio más acotado.
En casos puntuales, con masas renales pequeñas, se puede optar por observar y controlar el tumor mediante estudios por imágenes periódicos. También existe la posibilidad de realizar tratamientos por radiofrecuencia si la ubicación y el tamaño lo permiten.
Para casos en donde los tumores adquieren gran porte, comprometen grandes extensiones, o se evidencian complejos, la cirugía convencional es la alternativa correcta. Por último, la radioterapia y la quimioterapia, tienen un rol muy acotado, solo para casos muy avanzados, generalmente como complemento paliativo.
Temas
Alentamos su participación a través de los comentarios en nuestro blog. De todos modos, no podemos brindar una opinión médica de un caso en particular, sin una consulta personal con un profesional que analice al paciente. Si usted tiene preguntas relacionadas con síntomas específicos, le recomendamos solicitar un turno con un especialista.
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