Existe un grupo de pacientes con asma que pese a recibir tratamiento adecuado, presentan una evolución desfavorable, con exacerbaciones frecuentes, síntomas persistentes y función pulmonar alterada. Si bien han aparecido diversas guías de manejo específicas para Asma de Difícil Control (ADC), puede existir la confusión entre gravedad del asma y control difícil.
La intención actual es que el asma esté bien controlada, independientemente de la gravedad de la enfermedad. La gravedad resulta de factores genotípicos y ambientales, y el término “control” es un objetivo que debiéramos lograr con el tratamiento reduciendo el impacto clínico y funcional por largos períodos y con mínimos eventos adversos.
La estrategia terapéutica del asma de difícil control implica tratamientos farmacológicos y no farmacológicos de la enfermedad.
Tratamiento no farmacológico:
En pacientes con asma de difícil control siempre se deben evaluar aquellos factores de riesgo que podrían contribuir con el agravamiento de la enfermedad. Entre ellos debemos considerar el tabaquismo activo o pasivo como responsable de una pobre respuesta a los corticoides, y la exposición a alérgenos ambientales como ácaros, pólenes y hongos. Las guías de manejo tanto nacionales como internacionales recomiendan evitar dichos factores de riesgo.
Tratamiento farmacológico:
En este grupo de pacientes el uso regular de glucocorticoides inhalados a altas dosis con la adición de broncodilatadores de acción corta y acción prolongada no suelen controlar la enfermedad y requieren dosis elevadas de corticoides por vía oral o inyectable y drogas denominadas “moduladores de la inflamación” destinadas a sustituir y/o reducir el consumo de corticoides.
En las recientes guías, el enfoque escalonado de tratamiento del asma para pacientes con este tipo de asma, recomienda como opción de control añadir tratamiento Anti IgE.-
El tratamiento anti IgE es un anticuerpo monoclonal llamado “omalizumab” que impide la liberación de mediadores inflamatorios.
Este tratamiento es altamente eficaz, seguro y bien tolerado en pacientes con asma de difícil control. Lo más destacado de su empleo es la significativa disminución de las exacerbaciones asmáticas, y de la necesidad de medicación de rescate disminuyendo el número de visitas a salas de guardia y el número de las internaciones, significando una notable mejoría de la calidad de vida.
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