El Asma bronquial es la enfermedad crónica más frecuente de la infancia, afectando aproximadamente entre el 10 y el 15% de los niños y al 5-6% de los adultos.
Representa una de las mayores causas de ausentismo escolar, de restricciones de la actividad física y de consultas en áreas de emergencia, generando un significativo problema para las familias afectadas y altos costos para el sistema de salud.
¿Por qué hoy en día, habiendo más fármacos para tratar el Asma y mejores herramientas para el seguimiento, sólo el 50% de los pacientes (según los diferentes estudios epidemiológicos) tiene un control adecuado de la enfermedad?
El diagnóstico correcto del Asma y la consiguiente educación de los pacientes por parte del médico tratante, llevan a un control apropiado de la enfermedad. Desafortunadamente el sub-diagnóstico del Asma es un fenómeno frecuente, especialmente en Pediatría y responsable en gran parte del tratamiento sub-óptimo reportado.
La presencia en los niños de tos prolongada, silbidos en el pecho, disnea episódica o intolerancia al ejercicio, debería (sobre todo si son persistentes y no hay otras causas que la justifiquen) ser catalogada como Asma, intentando confirmar su presencia con Espirometría, análisis de alergia en sangre (dosaje de IgE), pruebas de ejercicio y/o de bronco-provocación. En niños con síntomas respiratorios recurrentes o de evolución prolongada son pocas las entidades que realmente se prestan para el diagnóstico diferencial.
Sin embargo, en la práctica es obvio la “resistencia” a admitir (o trasmitir a los padres) el diagnóstico de Asma, sustituyéndolo por múltiples equivalentes inespecíficos como Bronquitis espasmódica, Alergia bronquial, Bronquitis asmatiforme o Espasmo bronquial, lo cual genera una menor jerarquización de la enfermedad y sin dudas la falta de tratamiento y seguimiento adecuados.
Los factores que inciden en la morbimortalidad por Asma dependen fundamentalmente del sub-diagnóstico, del sub-tratamiento, de la insuficiente educación que el niño y su familia reciben del equipo de salud interviniente y de la adecuada supervisión del tratamiento indicado.
Es innegable que en los últimos años se han registrado importantes avances en el conocimiento de la enfermedad y en el desarrollo de nuevos fármacos y conductas terapéuticas. Estos hechos permiten hoy ofrecer a los pacientes con Asma recursos para lograr un adecuado control de la enfermedad con el mantenimiento de una buena a excelente calidad de vida.
Si se asume el diagnóstico de Asma y respeta las indicaciones terapéuticas de su médico podrá tener hoy en día una calidad de vida prácticamente normal.
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