El prolapso de recto consiste en la procidencia (salida) del recto a través del orificio anal.
Se presenta generalmente en pacientes de edad avanzada y predominantemente en mujeres.
Las causas que lo originan están asociadas a debilidad de los tejidos pelvianos que sostienen el recto, esfuerzos defecatorios, enfermedades neurológicas, multiparidad y estreñimiento de larga evolución.
El síntoma principal es la presencia de una tumoración rojiza que sobresale o protruye por el ano, que corresponde al recto evertido.
Al comienzo aparece con los esfuerzos defecatorios, y a medida que la enfermedad se hace mas crónica, protruye ante esfuerzos menores.
El recto prolapsado puede presentar erosiones y sangrado, asociándose a secreción mucosa. La piel alrededor se macera y provoca prurito anal (picazón intensa).
El paciente suele reintroducir el recto manualmente, empujándolo suavemente a través del ano, en posición acostado, consiguiendo que permanezca en esa posición hasta que vuelva a protruir ante el próximo esfuerzo.
El diagnostico se lleva a cabo mediante el examen físico, constatando la protrusión del recto, con pliegues circunferenciales, maceración y excoriación de la piel perianal.
El tratamiento definitivo implica la cirugía. Hay diferentes formas de abordarlo, según las condiciones físicas, edad del paciente y magnitud del prolapso. Puede operarse por cirugía abdominal (convencional o laparoscópica) o perineal (a través del ano con anestesia peridural).
El profesional especialista asistente determinara la conducta adecuada para corregir tanto las alteraciones anatómicas del recto como la de los músculos esfinterianos afectados.
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