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Riesgos de la Hipertensión Arterial
martes 02 de junio de 2020

Riesgos de la Hipertensión Arterial

La hipertensión arterial es uno de los factores de riesgo más importantes para el desarrollo de enfermedad cardiovascular, la cual es la primera causa de muerte tanto en nuestro país como a nivel mundial. La Dra. Romina Deganutto, integrante del Servicio de Cardiología de Grupo Gamma, responde a las principales consultas sobre hipertensión.


Considerando las características epidemiológicas de la hipertensión arterial en nuestro país (Estudio RENATA 2),  el 36% de la población adulta sufre hipertensión y 4 de cada 10 no lo sabe. Además sólo el 25% de los hipertensos tratados logran las metas de control de su enfermedad según las recomendaciones actuales.

¿Qué es la Hipertensión Arterial?

La hipertensión arterial es un trastorno que se caracteriza por un aumento sostenido de la presión dentro de los vasos sanguíneos por encima de los valores considerados normales. Si fue tomada en el consultorio, para ser definida como anormal, la cifra de presión sistólica o máxima debe ser mayor o igual a 140 mmHg y la diastólica o mínima mayor o igual a 90 mmHg; si las mismas fueron evaluadas en forma domiciliaria deberían ser mayores o iguales a 135/85 mmHg respectivamente.

¿Por qué es importante el diagnóstico?

Tener la presión por encima de los valores ideales conlleva un mayor riesgo de infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca, accidente cerebrovascular, demencia y enfermedad renal crónica.

Además de aumentar el riesgo de muerte prematura, los que sobreviven a un evento de estas características, sufren disminución de la calidad de vida y mayor riesgo de invalidez a largo plazo.

¿Tiene síntomas?

Es muy importante tener presente que en general la hipertensión no genera síntomas, por lo cual si no se evalúan las cifras de presión arterial en forma regular, es probable que pasen muchos años sin arribar a un diagnóstico y por lo tanto sin recibir el tratamiento adecuado. Tener la presión arterial elevada en forma crónica produce daños en los vasos sanguíneos del organismo, lo cual tiene repercusión en diferentes órganos blanco como son el corazón, el cerebro y el riñón. Al ser muchas veces una entidad asintomática, lleva a que el diagnóstico se realice en forma tardía, cuando ya hay lesiones de jerarquía a nivel de esos órganos, generando muchas veces daños irreversibles que podrían haberse evitado con una intervención precoz. Por eso hay que destacar la importancia de realizar controles de salud de rutina que incluyan la toma de presión arterial en forma periódica, con una frecuencia que va a depender de la edad del sujeto, de la asociación con otros factores de riesgo y de los antecedentes familiares.

¿Cómo se diagnostica?

Para diagnosticar a alguien como hipertenso hay que comprobar que la elevación se presente en forma sostenida, ya que hay condiciones que normalmente pueden aumentar la presión transitoriamente como por ejemplo durante el esfuerzo, al sentir dolor o al recibir una mala noticia. Además, si no se respeta la técnica adecuada para la medición, pueden obtenerse valores erróneos. Por eso ante la detección de cifras anormales en el domicilio, es necesaria la evaluación médica para constatar que la presión se encuentre elevada en forma crónica.

El médico además evaluará posibles causas de la hipertensión. Si bien la mayor parte de los hipertensos padecen Hipertensión Primaria o Esencial, la cual presenta un origen multifactorial (predisposición genética, ambiente desfavorable, hábitos no saludables, edad, etc.) y requiere tratamiento en forma crónica para mantenerla bajo control,  en algunos casos es importante descartar mediante estudios complementarios posibles causas secundarias (renal, hormonal, farmacológica, apnea del sueño, etc.) debido a que la identificación de la misma podría llevar a la curación o a un más fácil control de las cifras tensionales.

¿Cuál es el objetivo del tratamiento?

No sólo deseamos bajar el valor de la presión arterial, sino disminuir el riesgo de sufrir complicaciones cardiovasculares. Por eso es fundamental la evaluación global del paciente, detectar si la hipertensión ya produjo daño en algún órgano del cuerpo y además pesquisar otros factores de riesgo cardiovascular que pueden o no estar asociados, como son la diabetes, el tabaquismo, la hipercolesterolemia, la obesidad y el sedentarismo entre otros.  Una vez hecha esta valoración se diseña una estrategia terapéutica acorde a cada paciente en particular.

¿Cómo se trata?

El tratamiento debe ser individualizado de acuerdo a las características de cada paciente, pero en líneas generales podemos decir que el mismo tiene tres pilares básicos: la dieta, el ejercicio físico regular y los fármacos antihipertensivos.  Es imprescindible recalcar que los tres son igual de importantes a la hora de mantener la presión bajo control. Cumplir sólo con el tratamiento farmacológico descuidando los otros aspectos hace que no sólo no se cumplan las metas, con el subsiguente aumento del riesgo cardiovascular, sino que se requieran dosis mayores o múltiples drogas asociadas, lo que aumenta los efectos adversos y los costos del mismo.

Cambiar los hábitos alimenticios y ejercitarse, además de  contribuir a lograr el objetivo de bajar los valores de la presión, mejora el perfil metabólico, ayuda a mantener un peso saludable, desciende los niveles de colesterol y previene la diabetes. Además es recomendable dejar de fumar, moderar el consumo de alcohol y asegurarse un descanso nocturno adecuado.

¿Cómo debe ser la dieta del paciente hipertenso?

Es fundamental disminuir el consumo de sal. Para ello, no solo es importante evitar la sal agregada, sino tener en cuenta la que es parte de los diferentes alimentos. La sal añadida durante la cocción o preparación de la comida, representa en promedio solo el 20-25% de la sal consumida. Los productos alimenticios procesados, aunque muchos de ellos sean dulces, son la mayor fuente de sal de la dieta: los panificados en todas sus formas, los quesos, los embutidos, los productos de copetín, las carnes procesadas, las gaseosas. Por lo tanto la recomendación no sólo es regular el consumo de sal agregada al plato, sino también tratar de reducir el consumo de productos multiprocesados y lograr que la base de la alimentación sean los alimentos frescos y naturales incluyendo frutas, verduras, cereales y legumbres.

Por último, hay que destacar que los cambios en la dieta deben adecuarse al estado nutricional del paciente para lograr mantener un peso adecuado y saludable. En algunos casos es necesario el apoyo de los especialistas en nutrición para guiar al paciente en este cambio de hábitos y lograr mantenerlo a largo plazo.

¿Se debe interrumpir el tratamiento debido la pandemia de COVID 19?

Hasta el momento no hay evidencias científicas de que los fármacos antihipertensivos produzcan mayor riesgo de complicaciones en caso de infección por coronavirus. En cambio, sí está comprobado que tener la presión por encima de valores normales es perjudicial para la salud. Hasta tanto no surja nueva información, diversas sociedades científicas de todo el mundo aconsejan continuar con la medicación habitual, siempre bajo la supervisión del médico de cabecera.

También hay que remarcar la importancia de continuar con los controles médicos de rutina. Debemos hacer énfasis en que el temor a contagiarse no debería llevar a descuidar nuestra salud en otros aspectos.

Recordemos que la enfermedad cardiovascular sigue siendo, aún durante la pandemia, la primera causa de morbi-mortalidad. No acudir a los controles contribuye a retrasar diagnósticos e intervenciones que podrían salvarle la vida.

Es de suma importancia resaltar que nuestras instituciones se encuentran preparadas para brindarle el mayor nivel de seguridad para reducir al mínimo el riesgo de contagio durante su visita.

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