28 de mayo, Día Nacional de la Nutrición
En el artículo anterior repasamos 10 de los principales mitos alrededor de las dietas. Veremos ahora 10 conceptos válidos relacionados con las dietas.
1. Cuanto más rápido bajo de peso, más velozmente recupero los kilos perdidos. Para evitar el efecto rebote hay que tratar de ir más despacio y paso a paso. El éxito del tratamiento, según el paciente, a veces es no aumentar más de peso y mantenerse; para otros el éxito es disminuir el 10% del peso inicial y mantenerlo por lo menos 1 año. Todo tratamiento debe ir por etapas, así el cuerpo y la mente se adaptan al nuevo estado.
2. Después de la privación llega el atracón. Cualquier dieta que uno haga y luego deje, vuelve a subir, y cuanto más estricta haya sido la dieta mayor será la suba de peso. Porque hay una revancha del cuerpo y de la mente: “toda restricción incrementa el deseo”, por eso hacer dietas restrictivas provoca un aumento de los pensamientos obsesivos respecto del cuerpo y de la comida generando un círculo vicioso de prohibiciones y atracones difícil de cortar.
3. Vivir a dieta hace funcionar al organismo en “modo ahorro”. Desde el punto de vista fisiológico, el organismo está preparado para la escasez, no para la sobreabundancia de alimentos y estímulos como la que existe hoy. Esto hace que, ante la falta de alimentos, el metabolismo se vuelva automáticamente más lento para gastar menos calorías, y a la vez, dispara señales de hambre para alertarnos de que debemos comer para recargar energías.
4. La mayoría de las dietas no son saludables. Las dietas hipocalóricas (menos de 1200 kilocalorías al día) no aportan la cantidad de nutrientes necesarios para un buen funcionamiento del organismo, y tampoco generan mejoras en los niveles de colesterol, hipertensión o glucosa en sangre. Razón de más para no embarcarse en ellas.
5. Muchas dietas no contemplan las costumbres ni los hábitos sociales. Comer es un hecho social que va mucho más allá de lo fisiológico. Implica sentarse a la mesa y compartir con otros. El hecho de comer cada vez más solos y apurados, o frente al televisor en lugar de hacerlo frente a una mesa, también predispone a la obesidad, ya que se pierde la noción de las porciones y las cantidades. Por otra parte, toda dieta que implique horarios o tipos de alimentos diferentes de los que consumimos habitualmente se vuelve muy difícil de seguir y rápidamente se abandona.
6. Cuando una dieta fracasa sobrevienen la frustración y la culpa. Estos sentimientos disparan el deseo de comer como forma de expiación, lo que no hace sino “alimentar” un fatídico círculo vicioso. Si bien existe una “luna de miel”, en la que la dieta se cumple y se baja de peso, después el obeso no aguanta más y vuelve a subir. Esto pasa porque el estar permanentemente a dieta hace que surjan actos de rebeldía por la comida. Por eso, muchas conductas compulsivas se originan, en realidad, en años y años de dietas.
7. Las personas delgadas no viven a dieta. Simplemente adquirieron hábitos saludables de alimentación, que van desde la compra de los alimentos hasta la forma de cocinarlos, la de comerlos, y del equilibrio entre las calorías que ingieren y las que consumen.
8. Las dietas provocan estrés. Nuestro organismo está preparado para estresarnos frente a la falta de alimento. Pero este mecanismo de supervivencia que nos salvó de morir de hambre en el pasado, hoy se nos vuelve en contra por la superabundancia de alimentos y los múltiples estímulos que nos incitan a comer (publicidad, medios de comunicación, aburrimiento, etc.). Y este estrés, que se suma al estrés cotidiano de nuestra vida, hace que paradójicamente recurramos a la comida como forma de calmarnos. Con lo que, otra vez, alimentamos el círculo vicioso.
9. El descenso de peso logrado por las dietas raramente se mantiene en el tiempo. Diversos estudio científicos comprobaron que a los cuatro años de haber emprendido la dieta, entre uno y dos tercios de las personas recuperaron más peso que el que tenían antes de empezarlas.
10. La obesidad es demasiado compleja para curarla con una dieta. La obesidad tiene componentes genéticos, hereditarios, culturales, hormonales, metabólicos y emocionales, que requieren un trabajo interdisciplinario. Hay que plantearse objetivos reales y no ideales, preparar un ambiente seguro (sin tentaciones a la vista), y saber que, como todo aprendizaje, requiere tiempo y esfuerzo. No hay magia.
Continuar leyendo: 10 ideas falsas sobre las dietas
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Ale: muy claro y preciso!