La obesidad es un grave problema de salud de notable crecimiento tanto en nuestro país como en el resto del mundo. Tal es así que, de acuerdo a las ultimas estadísticas del 2009, el 52% de los argentinos mayores de 18 años tienen un peso por encima de lo normal. Esto significa que, en otras palabras, una de cada dos personas adultas están por encima del rango de peso normal.
Las implicancias de la obesidad en los niveles iniciales están vinculados con alteraciones emocionales y del área de la autoestima. A medida que la severidad de la obesidad progresa, ésta comienza a afectar aspectos relacionados con la salud física.
En la obesidad, a partir del grado moderado en adelante, con el transcurso del tiempo es común que se desarrollen dos graves problemas, tales como la diabetes y la hipertensión, siendo éstos los motivos de la reducción entre 10 y 15 años promedio de la expectativa de vida de estos pacientes obesos afectados.
El motivo de la gran aceptación y desarrollo de la cirugía bariátrica en el mundo ha sido la creciente evolución de la obesidad, sumado al gran número de fracasos del tratamiento médico que, si bien puede tener éxito en las etapas iniciales, fracasan en el mantenimiento del descenso de peso logrado, recuperando el paciente, en la gran mayoría de los casos, el peso inicial.
La cirugía bariátrica efectúa modificaciones en el aparato digestivo que le brinda al paciente la posibilidad de generar restricción y saciedad, encontrando nuevos límites al volumen de alimentos ingeridos. Estos resultados se mantienen en el tiempo sosteniéndolos a largo plazo luego de la operación.
Las técnicas actuales no impiden comer distintos tipos de alimentos; por el contrario, los pacientes operados realizan una dieta variada, actuando la operación en el límite y en la saciedad respecto al volumen ingerido.
Indudablemente el mejor tratamiento para la obesidad esta basado en tres pilares fundamentales: la educación alimentaria, la contención emocional y la incorporación de sanos hábitos de vida. Esto, tan obvio y tan simple, es de difícil aceptación por los pacientes. La vida moderna y la relación actual de las personas con los alimentos atenta contra el cumplimiento de estas simples premisas.
La cirugía bariátrica, ante el crecimiento de la obesidad, sumado a las graves afecciones asociadas que padecen los obesos y al fracaso en el mantenimiento del descenso de peso de los tratamientos médicos, se ha convertido en una herramienta de fundamental importancia en la contención del grave problema de la obesidad.
Sumado a lo dicho y como dato de relevante jerarquía en relación a los resultados de esta cirugía sobre el peso, se le suman el control de la diabetes y de la hipertensión, transformando a este recurso como una herramienta de sumo valor terapéutico.
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