La Licenciada en Fonoaudiología, Silvina Peralta, Coordinadora de la Unidad de Diagnóstico y Rehabilitación de Enfermedades Neurocognitivas de Grupo Gamma, nos comparte las claves para identificar cuándo es normal tener olvidos y cuándo no.

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El celular, las llaves, una cita, el nombre de un vecino o un colega, lo que había que comprar en el supermercado, por mencionar algunos, son ejemplos de olvidos simples, indica la Lic. Peralta.

Pero, ¿Cómo saber cuándo se trata de un despiste o una simple distracción?  o ¿Si se trata de un incipiente problema de salud? Lo explicamos a continuación…

Cambios en la Memoria

Con la edad se producen tres cambios en la memoria que se consideran normales y forman parte del proceso natural de envejecer:

Primero podemos notar que aparece la necesidad de que nos repitan algo varias veces, para poder almacenarlo en la memoria.

Segundo, cuando intentamos recuperar un recuerdo, es decir, notamos que tardamos un poco más en conseguirlo:

Nos lleva más tiempo “encontrar” esa información.

Y el tercero está relacionado con esas pistas o disparadores que en determinadas ocasiones pedimos o buscamos para poder recordar.

Dicho esto, podemos afirmar que en un envejecimiento “normal” si la información ingresó adecuadamente a nuestro almacén de memoria, deberíamos poder acceder a ella. Cabe destacar que a partir de los 60, 70 y 80 años casi todos los adultos mayores experimentan alguno de estos cambios.

¿Cuándo hacer una consulta?

Cuándo existan problemas de memoria que no son normales:

• Repetición de información varias veces. 
• Tiempos de respuestas, incluso existiendo pistas o disparadores.

En el olvido patológico, se olvida una situación en su totalidad, por ejemplo, la visita a un amigo el día anterior y no hay posibilidad de recuperar esa experiencia, de recordarla. 

El acontecimiento se olvida completamente porque la información no se “archivó” adecuadamente en la memoria, entonces lo que no se recuerda “no aparece” en otro momento. 

Hablamos de un olvido que desaparece, que no se recupera, esa es la diferencia principal, entre un olvido normal y un olvido patológico. 

Todos los años, el 21 de septiembre, se conmemora el Día mundial de la  enfermedad de Alzhéimer,  a propósito de lo que venimos mencionando, cabe destacarla como un claro ejemplo. Hay que decir que este contexto, preocupa más al entorno que rodea al paciente, que el paciente en sí mismo.

Es importante señalar que hay distintos trastornos de la memoria y no todos están relacionados con la demencia o la edad. 

Por mencionar algunos, la depresión, la ansiedad, la falta de vitaminas, el hipotiroidismo, como así también los efectos secundarios de ciertos medicamentos pueden ser tratados, siempre bajo supervisión médica.

Repasando: Señales importantes. 

Como ya lo mencionamos más arriba, existen dos señales de alarma, a las cuáles le tenemos que prestar mucha atención, resalta la Lic. Peralta.

“Una es cuando la persona repite las mismas preguntas o cuenta las mismas historias una y otra vez, sin darse cuenta de que está reiterando esa información.

“La otra es cuando la persona pierde la capacidad de hacer algo que antes podía hacer con normalidad, como por ejemplo manejar una cuenta bancaria”.

5 maneras de cuidar la memoria.

Dormir bien y lo suficiente:

Para brindarle a nuestro cerebro la oportunidad de que procese la memoria desde el “almacén temporal” de la memoria a corto plazo, al “almacén permanente” de recuerdos a largo plazo.

Llevar una dieta saludable:

Que incluya pescado, aceite de oliva, frutas y vegetales, nueces, legumbres y cereales enteros.

Hacer actividad física:

El ejercicio colabora a mejorar el estado de ánimo y también el sueño, que es clave para la memoria. Al menos 30 minutos al día de ejercicios aeróbicos, unos cinco días a la semana.

Prestar más atención:

Muchas veces no recordamos ciertos datos porque estamos distraídos o estresados, haciendo muchas cosas sin prestar atención, aunque no haya un deterioro cognitivo. 

Utilizar  estrategias  y técnicas para recordar datos mejor:

Por ejemplo, para recordar nombres de personas: repetir el nombre en voz alta, pensar en conceptos o personas relacionadas con ese nombre o crear una imagen mental de sus iniciales. 

La meditación de “atención plena” o mindfulness es un buen recurso y estimula nuestra memoria.

Es importante destacar que el Servicio de Fonoaudiología de Grupo Gamma cuenta con Profesionales especializados, quienes realizan estudios tales como: Evaluación Neurocognitiva y Evaluación del Lenguaje.

Estos permiten determinar la presencia de dificultades en las distintas funciones (atención, memoria, funciones ejecutivas, habilidades visuoespaciales y lenguaje).

Para finalizar la Licenciada concluye y sostiene que “La clave y la invitación en relación a la MEMORIA es la PREVENCIÓN. Tenemos que asumir el rol de PROTAGONISTAS ACTIVOS en el cuidado de nuestro cerebro”.