Por lo general, los linfomas orbitarios son como masas duras, indoloras y de localización preferentemente superior; provocan desplazamiento del globo y exoftalmos, y no acostumbran a producir diplopía ni déficit visual.
Los linfomas representan alrededor del 4% de la tumoraciones orbitarias. Casi en su totalidad son de tipo no Hodgkin y derivados de linfocitos B (97%) o T (3%). Nacen a partir de linfocitos de la sustancia propia de la conjuntiva y de los acinos de la glándula lagrimal.
Descartada la afectación sistémica, es decir, la no afectación en el resto del organismo por el linfoma, el criterio terapéutico es la exéresis (resección quirúrgica) de la lesión ocular, y, teniendo en cuenta la región comprometida (conjuntiva ocular), se agrega la posibilidad de un tratamiento radiante a nivel de la región afectada post-tratamiento quirúrgico.
La opción es Teleterapia o Telecobaltoterapia, donde el paciente durante el tratamiento, puede presentar radiodermitis palpebral, conjuntivitis y ojo seco.
Sin embargo, los adelantos de la medicina, así como la incorporación de nuevos equipamientos como la Braquiterapia de alta tasa de dosis, (radiación intracavitaria – intersticial), nos permite en la actualidad minimizar los efectos de la Teleterapia, al irradiar la región referida sin sumar graves efectos indeseables sobre el paciente.
La inmovilización con máscaras en la cabeza y el uso de un equipamiento específico, nos permite abordar una zona más que sensible a traves de un método terapéutico de sólo segundos de duración, regresando a su hogar rápidamente sin perjudicar en lo más mínimo la visión del paciente.
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