La enfermedad por reflujo gastro – esofágico (ERGE) es una de las consultas más frecuentes en gastroenterología. Tiene una amplia variación geográfica, étnica y socio – cultural. En Argentina tiene una prevalencia del 23%, aproximadamente, aunque se encuentra en ascenso. La Dra. Fabiana Necchi, integrante del Servicio de Gastroenterología y Videoendoscopía Digestiva de Grupo Gamma, brinda información sobre la enfermedad por reflujo gastro – esofágico.
¿Qué es la enfermedad por reflujo gastro – esofágico?
Según el Consenso Latinoamericano (2005 – 2010) es una enfermedad recurrente, relacionada con el flujo retrogrado del contenido gástrico (ácido o no ácido) hacia el esófago u órganos vecinos, que genera distintas molestias, ocasionando un deterioro en la calidad de vida e inclusive daño en los tejidos afectados.
¿Qué molestias ocasiona?
El reflujo del estómago hacia el esófago, genera síntomas típicos del esófago como ardor o quemazón en el pecho (llamada pirosis), regurgitación (percepción de ascenso del contenido desde el estómago hacia el esófago y boca y sensación de sabor amargo) y dolor de pecho (dolor torácico).
Otras veces se presenta con síntomas no típicos, fuera del esófago como tos crónica, asma o espasmo bronquial, laringitis, erosiones dentales, quemazón bucal o de garganta.
Al ser una enfermedad recurrente, más del 50 % de la población presentan estas molestias por más de 5 años, auto-medicándose, lo que puede conducir a síntomas por complicaciones como: dolor y sangrado por ulceras, dificultad para el paso de los alimentos por presencia de estrecheces (estenosis), incluso cambios del tejido normal del esófago a tejido intestinal, conocido como Esófago de Barrett, factor de riesgo para posible cáncer.
¿Qué puede favorecer a ERGE?
Existen múltiples factores que pueden favorecer al ERGE como el hábito de fumar, el consumo de alcohol, café o mate, algunos medicamentos, determinado tipos de alimentos como las grasas, picantes, dulces, gaseosos; el sobrepeso y la obesidad, y la presencia o no de hernia hiatal que consiste en el desplazamiento de una parte del estómago hacia el tórax a través del diafragma. Muchas personas tienen hernia hiatal sin tener reflujo y viceversa.
¿Por qué se produce el ERGE?
Las causas y los mecanismos son multifactoriales. Cuando algunos o varios de los siguientes mecanismos se alteran, se produce el reflujo gastro – esofágico.
Intervienen mecanismos de prevención del ERGE: producción de saliva adecuada (con alto contenido de bicarbonato), adecuada deglución y peristalsis esofágica (movimientos del esófago que hacen progresar el contenido hacia el estómago), integridad de la mucosa esofágica y de la unión entre el esófago y el estómago (conjunto de músculos que forman el esfínter esofágico inferior –EEI- y el orificio diafragmático) y adecuado vaciamiento del contenido gástrico.
También intervienen mecanismos que inducen al ERGE: falta o disminución de producción de saliva (por masticación inadecuada, entre otros), alteración en la deglución, desórdenes en la peristalsis esofágica (ausencia o disminución de la contractilidad o contracciones fragmentadas o ineficientes), cambios en la mucosa del esófago, alteraciones del EEI, presencia de hernia hiatal, vaciamiento gástrico lento o reflujo de ácido, bilis o jugos pancreáticos hacia esófago.
¿Cómo se diagnostica?
A través de los síntomas típicos como pirosis, regurgitación, dolor de pecho (de origen no cardiológico). En estos casos puede iniciarse tratamiento sin necesidad de realizarse estudios.
En otros casos, según el criterio de médico, deberán realizarse estudios.
El estudio inicial más importante para evaluar ERGE es la Videoesofagogastroduodenoscopía consiste en introducir un tubo flexible con una cámara en la punta, que permite ver por dentro el esófago, el estómago y el duodeno (primera parte del intestino), detectar algún daño de la mucosa del esófago y sus complicaciones, clasificándose como ERGE erosivo, presentes en el 30% (esofagitis, estenosis, enfermedad de Barrett, cáncer, etc.); o ERGE no erosivo, presente en un 70 %, asociado a problemas anatómicos, como alteración del EEI y/o hernia hiatal; y finamente descartar otras enfermedades.
Seriada esófago – gastro – duodenal, estudio radiológico en el que se ingiere una sustancia líquida, opaca que hace contraste entre el esófago, estómago y duodeno y los órganos vecinos para ver la existencia o no de reflujo del líquido, mientras se realizan radiografías en diferentes posiciones.
Existen además otros tipos de estudios llamados funcionales, que deberán realizarse en aquellos pacientes que persisten con síntomas, pese a un tratamiento adecuado, como la impedancio – pHmetría (que miden el tiempo de exposición ácida, las características de lo refluido – acido o no acido- y la direccionalidad) y la manometría de alta resolución (que evalúa movimientos y presiones del esófago y de los esfínteres).
Existen otras metodologías funcionales para mencionar, más sofisticadas, o no disponibles como el Monitoreo in alámbrico BRAVO, la Impedanciometría multifocal por endoscopia, etc.
¿Tiene tratamiento?
En primer lugar es necesario cambiar hábitos, llamados comúnmente medidas higiénico – dietéticas dirigidas a reducir y/o evitar los episodios de reflujo y consisten en suspender o reducir el consumo de alcohol y tabaco, reducir los picantes, las grasas, los dulces, las especias, la menta, los gaseosos, el chocolate, bajar de peso, realizar actividad física regularmente, de leve a moderada, consumir más fibras, menores volúmenes y fraccionados (5 a 6 veces por día), masticando adecuadamente, evitar temperaturas extremas (muy fríos o calientes). En las personas que tienen reflujo durante la noche, sobre-elevar la cabecera de la cama, dormir preferentemente del lado izquierdo y esperar al menos una o dos horas después de la cena para recostarse.
Los medicamentos para tratar el reflujo están dirigidos a la supresión de la producción de ácido. Como los antiácidos que alivian el episodio de acidez, los antagonistas de receptores H2 (antiH2) que disminuyen la producción de ácido, útiles para síntomas leves o para mantenimiento de enfermedad conocida y los inhibidores de bomba de protones (IBP) que bloquean la producción de ácido gástrico y cicatrizan las lesiones esofágicas, siendo la terapia curativa más efectiva.
Otros tratamientos quirúrgicos como la fundoplicatura (cirugía de NISSEN), mini-invasiva que fortalece la anatomía de la unión esófago – gástrica y los tratamientos endoscópicos, (sin operación, desde dentro del esófago, introduciendo desde la boca un tubo flexible con cámara en la punta), útiles para el tratamiento de las complicaciones como para el tratamiento anti reflujo.
¿Puede que no responda al tratamiento?
Si, en ese caso se denomina ERGE REFRACTARIO. Es la falta de desaparición de los síntomas pese a un tratamiento adecuado durante un mes con IBP o la persistencia de las lesiones endoscópicas en el esófago luego de dos meses de tratamiento adecuado con IBP. En esos casos es necesario avanzar con los estudios funcionales (antes mencionados) para descartar entidades, cuyos mecanismos están basados en la alteración de la sensibilidad, como Pirosis funcional (con estudios morfológicos y funcionales muy similares a los sanos) e Hipersensibilidad esofágica (que perciben como dolorosos los episodios de RGE mínimos, considerados como normales), que requieren otro tipo de tratamiento, los moduladores del dolor (como los antidepresivos).
Dada la frecuencia y la recurrencia de esta enfermedad, por favor NO SE AUTOMEDIQUE y consulte al médico a la brevedad.
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Les agradezco la difusión de estos conocimientos..Soy paciente de esta enfermedad y leer el contenido me sirve para corregir algunos hábitos que están favoreciendo la persistencia de estos síntomas..Que se han manifestado con motivo del aislamiento, privación de los deportes habituales (75 años ) que espero ir revirtiendo lentamente..Estoy en tratamiento por profesionales del Grupo..