La enfermedad de Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente después del Alzheimer. En el marco del mes de concientización del Parkinson, los Dres. Néstor Banfi, Jefe del Servicio de Neurología de Grupo Gamma y Florencia Echeverría, integrante del mismo Servicio, informan sobre las principales características de la enfermedad.

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La Organización Mundial de la Salud declaró el 11 de abril, Día Mundial de la Enfermedad de Parkinson en conmemoración al aniversario del nacimiento de James Parkinson, médico británico que describió por primera vez la enfermedad en 1817.

Menos del 1% de la población general pacede esta patología, sin embargo el riesgo se incrementa con la edad, llegando al 3% a los 80 años. Si bien no hay cifras oficiales, se calcula que en Argentina existen cerca de 90mil personas que la padecen.

La enfermedad de Parkinson es un trastorno que se produce por el déficit de dopamina a nivel cerebral, en las estructuras encargadas de regular los movimientos (ganglios basales), dando como resultado las siguientes características clínicas: 

• Lentitud en los movimientos (bradicinesia)
• Temblor en reposo
• Perdida de ciertos reflejos (reflejos posturales)
• Rigidez
• Trastornos de la marcha (marcha festinante) con mayor dificultad en el inicio y en la finalización.
• Síntomas no motores que con frecuencia aparecen antes, como son: la inexpresión facial (amimia o hipomimia llamada facie de jugador de póker), trastornos del sueño, trastorno del estado de ánimo, alteración del olfato, cambios en la escritura (escritura más pequeña o micrografía), constipación, etc.

No se sabe aún cual es la causa que produce la enfermedad, sin embargo, se cree que podría estar determinada por una asociación de factores genéticos y ambientales, es decir, una predisposición genética a desarrollar la enfermedad, que necesitaría de factores ambientales para desencadenarla.

El diagnóstico continúa siendo inminentemente clínico, basado en el interrogatorio y el examen físico exhaustivo realizado por el médico neurólogo.

Los estudios complementarios como la tomografía computada, la resonancia magnética y los laboratorios, son importantes para descartar otras patologías que puedan producir síntomas de similares características.

En la actualidad, no existe cura para la Enfermedad de Parkinson, sin embargo, el tratamiento se basa en dos pilares fundamentales: farmacológico sintomático (Levodopa/carbidopa, Pramipexol, Rotigotina, etc.) y no farmacológico, que incluye terapias de rehabilitación (kinesiología, fonoaudiología, terapia ocupacional, psicología, etc.). En algunos pacientes, a pesar de los tratamientos personalizados, no es posible lograr un control óptimo de los síntomas motores, para los cuales, cobra fundamental importancia la alternativa del tratamiento quirúrgico, teniendo este indicaciones muy concretas y puntuales, luego de una exhaustiva evaluación.   

La rehabilitación física y cognitiva realizada de manera continua como parte del tratamiento, es igual de importante que la terapia farmacológica.

Varios estudios a través de los años han demostrado que el tango trae beneficios a pacientes con Enfermedad de Parkinson, favoreciendo la secuencia de movimientos, entre ellos, el inicio de los mismo, el equilibrio dinámico, la postura erguida, la marcha en retroceso, el cambio de velocidades y el equilibrio estático, mejorando no sólo la parte física, sino también el estado emocional, la flexibilidad cognitiva y el desempeño social al generar un contacto más estrecho con el otro, evitando el aislamiento, rasgos distintivos en una cierta etapa de la enfermedad.

El tango ha logrado un efecto positivo sobre el estado de ánimo, la comunicación y la autoestima con cambios significativos en el desempeño de las actividades diarias, mejorando aún más la calidad de vida y el bien-estar.

De igual manera, otros estudios han demostrado que la marcha sobre cinta rodante produce cambios significativos a partir de una sesión de 1 hora, tanto en la marcha hacia delante como hacia atrás, y que este beneficio se mantiene después de 3 meses con una frecuencia de 2 sesiones de 1 hora a la semana.

Frente a una patología crónica, compleja y diferente, como es la Enfermedad de Parkinson, es importante una correcta evaluación por parte del especialista, para llegar al diagnóstico preciso y poder indicar un tratamiento adecuado, trabajando en equipo interdisciplinariamente, mejorando la calidad de vida del paciente y su entorno.